Es claro que la pandemia que estamos viviendo nos ha cambiado la forma de vivir y trabajar, lo que se traducirá en nuevas preferencias por el tipo de vivienda en las que nos gustará vivir.
La actual crisis social por la que está pasando nuestro país ha hecho que muchos inversionistas se retiren del mercado financiero, buscando alternativas de menor riesgo, tales como los activos inmobiliarios de renta.
Como se ha venido discutiendo ampliamente hace ya un tiempo, los valores de las viviendas y cambios culturales han impulsado la demanda de arriendos, la que ha venido incrementándose de manera considerable en los últimos años.
No podemos dejar de destacar la interesante carta enviada a El Mercurio el pasado viernes 6 de septiembre por el Señor José Miguel Simian, del centro de Estudios Inmobiliarios del ESE.
El consejo municipal de Ñuñoa decidió cambiar el plan regulador de la comuna, con ello se restringe el número de viviendas en aquellas zonas con problemas de acceso.